El Papa Francisco presidió la mañana de este domingo la Santa Misa en la basílica de san Pedro con la ordenación presbiteral de 13 diáconos, a quienes pidió que no se cansen nunca de ser misericordiosos.
Después de la presentación de los ordenándoos el Papa reflexionó sobre la importancia del sacramento presbiteral y les recordó que si cierran "las puertas de la Iglesia", no serán buenos "pastores". Les pidió que se empeñaran en "unir a los fieles en una única familia y que tengan siempre delante la figura del Buen Pastor".
Durante la homilía reconoció que le duele mucho ver "que las personas no van a confesarse porque han sido tratadas mal por el sacerdote, porque les han regañado o porque han visto que las puertas de la Iglesia se les cerraban en la cara". Por eso ha insistido a los diáconos en que tengan "tanta misericordia".
Una vez terminada la homilía, el Papa preguntó uno a uno si querían tomar el sacramento sacerdotal. Después de las letanías, el Santo Padre impuso las manos sobre la cabeza de cada elegido, y continuando con el rito, los ordenandos, ayudados por otros presbíteros, se pusieron la estola sacerdotal y la casulla. Luego el Papa les ungió con el sagrado crisma las palmas de las manos, y también entregó a cada uno el pan sobre la patena y el cáliz con el vino preparados para la celebración de la misa. Finalmente abrazó a todos los recién ordenados.
Homilía completa
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