martes, 29 de abril de 2014

¿Por qué te confundes y te agitas ante los problemas de la vida?

¿Por qué te confundes y te agitas ante los problemas de la vida?

Déjame el cuidado de todas tus cosas y todo te irá mejor. Cuando te abandones en Mí, todo se resolverá con tranquilidad según mis designios. No te desesperes, no me digas una oración agitada, como si quisieras exigirme el cumplimiento de tus deseos. Cierra los ojos del alma y dime con calma: Jesús, ¡en Ti confío!

Evita las preocupaciones y angustias y los pensamientos sobre lo que pueda suceder después. No estropees mis planes, queriéndome imponer los tuyos. Déjame ser Dios y actuar con libertad. Abandónate confiadamente en Mí. Reposa en Mí y deja en mis manos tu futuro. Dime frecuentemente: Jesús, ¡en Ti confío!

Lo que más daño te hace es querer resolver las cosas a tu manera. Cuando me dices: “Jesús, en Ti confío”, no seas como el paciente que le pide al médico que lo cure, pero le sugiere el modo de hacerlo. Déjate llevar en mis brazos divinos, no tengas miedo... ¡Yo te amo!

Si crees que las cosas empeoran o se complican a pesar de tu oración, sigue confiando. Cierra los ojos del alma y confía. Continúa diciéndome a toda hora: “Jesús, en Ti confío”. Necesito las manos libres para poder obrar. No me ates con tus preocupaciones inútiles. Satanás quiere eso: agitarte, angustiarte, quitarte la Paz. Confía sólo en Mí, abandónate en Mí.


Así que no te preocupes, confíame todas tus angustias y duerme tranquilamente. Dime siempre: “Jesús, en Ti confío”, y veras grandes milagros. Te lo prometo por mi amor.
De Tengo sed de Ti

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