El hombre no es un testigo inerte del ingreso de Dios en la historia. Jesús nos invita a "buscar" activamente "el reino de Dios y su justicia" y a considerar esta búsqueda como nuestra preocupación principal (cf. Mt 6, 33).
A los que "creían que el reino de Dios aparecería de un momento a otro" (Lc 19, 11), les recomienda una actitud activa en vez de una espera pasiva, contándoles la parábola de las diez minas encomendadas para hacerlas fructificar (cf. Lc 19, 12-27). [...]
Así pues, todos los justos de la tierra, incluso los que no conocen a Cristo y a su Iglesia, y que, bajo el influjo de la gracia, buscan a Dios con corazón sincero (cf. Lumen gentium, 16), están llamados a edificar el reino de Dios, colaborando con el Señor, que es su artífice primero y decisivo.
Por eso, debemos ponernos en sus manos, confiar en su palabra y dejarnos guiar por él como niños inexpertos que sólo en el Padre encuentran la seguridad: "El que no reciba el reino de Dios como niño -dijo Jesús-, no entrará en él" (Lc 18, 17).
De News.va
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