Seguir a Jesús significa
ponerlo en primer lugar, despojándonos de tantas cosas que ahogan nuestro
corazón.
No nos resignemos ante el
mal. Dios es Amor que ha vencido al mal con la muerte y resurrección de Cristo.
Nuestra oración no se
puede reducir a una hora el domingo; es importante tener una relación cotidiana
con el Señor.
Queridos jóvenes, no
tengan miedo a dar pasos definitivos en la vida. Tengan confianza, el Señor no
los abandonará.
Señor, ten piedad! Muchas
veces nuestras vidas cómodas nos ofuscan y nos impiden ver a los que mueren a
nuestro lado.
Seguir a Jesús significa
ponerlo en primer lugar, despojándonos de tantas cosas que ahogan nuestro
corazón.
El misterio de la cruz, misterio de amor, sólo se
puede comprender en la oración. Recen y lloren de rodillas ante la cruz.
El secreto de la vida cristiana es el amor. Sólo
el amor llena los vacíos, las profundidades negativas que el mal crea en los
corazones.
La misericordia es lo
único que puede salvar al hombre y al mundo del pecado y del mal.
Queridos jóvenes, ustedes
tienen muchos proyectos y sueños para el futuro. ¿Ponen a Cristo en el centro
de sus proyectos y de sus sueños?
¿Rezamos de verdad? Sin una relación constante
con Dios, es difícil llevar una vida cristiana auténtica y coherente.
Donde haya odio y
oscuridad, pongamos un poco de amor y de esperanza, para darle un rostro más
humano a la sociedad.
Todos los matrimonios
pasan por momentos difíciles, pero estos encuentros con la Cruz nos fortalecen
para recorrer el camino del amor.
No nos hacemos cristianos
por nuestras propias fuerzas. La fe es un don de Dios que se nos da en la
Iglesia y por medio de la Iglesia.
¡El perdón de Dios es más
fuerte que cualquier pecado!
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