Ciudad del Vaticano, (Zenit.org) Rocío Lancho García | 1363 hitos
El matemático italiano Piergiorgio Odifreddi recibió el pasado 3 de
septiembre un carta muy especial. Un sobre sellado, con once folios con fecha
del 30 de agosto y firmada por Benedicto XVI.
En el texto, el papa emérito responde a Caro papa, ti scrivo (Querido
papa, te escribo) (Mondadori, 2011), libro escrito por Odifreddi. Tal y
como el autor recuerda, un libro que desde la portada se define como una
'luciferina introducción al ateísmo'. En el artículo en el que Odifreddi
comenta sus impresiones al recibir esta carta afirma que no era una coincidencia
que dirigiera mi carta abierta a Ratzinger. Después de haber leído su
Introducción la Cristianismo, entendió que la fe y la doctrina de
Benedicto XVI, a diferencia de otros, eran lo suficientemente coherentes y
sólidas para poder afrontar perfectamente y sostener ataques frontales.
En el fragmento que se ha publicado de la carta en el diario La
Repubblica, se pude leer cómo el papa emérito reconoce que ha leído algunas
partes disfrutándolo y se ha beneficiado, mientras que en otras se ha
maravillado por una cierta agresividad y la ligereza del argumento.
Al inicio de la carta, Benedicto XVI señala que "usted me hace notar que la
teología sería 'fantaciencia'. Y frente a este argumento presenta el papa
emérito cuatro puntos.
En primer lugar señala que "es correcto afirmar que 'ciencia' en el sentido
más estricto de la palabra lo son solo las matemáticas, mientras yo he aprendido
de usted que sería necesario distinguir todavía entre aritmética y geometría. En
todas las materias específicas la científica tiene cada vez la propia forma,
según la particularidad de su objeto. Lo esencial es que aplique un método
verificable, excluya el arbitrio y garantice la racionalidad en las respectivas
modalidades".
En segundo lugar Benedicto XVI sostiene que "usted debería por los menos
reconocer que, en el ámbito histórico y en el del pensamiento filosófico, la
teología ha producido resultados duraderos".
Como tercer aspecto afirma que "una función importante de la teología es la
de mantener la religión unida a la razón y la razón a la religión. Ambas
funciones son de esencial importancia para la humanidad". En este punto recuerda
que en su diálogo con Habermas "he mostrado que existen patologías de la
religión y -no menos peligrosas- patologías de la razón. Ambas necesitan la una
de la otra, y tenerlas continuamente conectadas es una tarea importante de la
teología".
En el último punto, mucho más extenso que los anteriores, Benedicto XVI
expresa que "la 'fantaciencia' existe, por otra parte, en el ámbito de muchas
ciencias" y hace referencias a las teorías que Odifreddi expone sobre el inicio
y el fin del mundo en Heisenberg, Schrödinger etc. que, continúa Benedicto XVI,
"lo diseñaría como 'fantaciencia' en el buen sentido: son visiones y
anticipaciones, para alcanzar un verdadero conocimiento, pero son, de hecho,
solamente imaginaciones con las que buscamos acercarnos a la realidad".
Tras desarrollar con más detalle estas ideas, el papa emérito se detiene en
el capítulo sobre el sacerdote y la moral católica y en los distintos capítulos
sobre Jesús. "En lo que se refiere a lo que usted dice del abuso moral de
menores por parte de sacerdotes, puedo -como usted sabe- constatarlo solo con
profunda consternación. Nunca he tratado de enmascarar estas cosas. Que el poder
del mal entre hasta tal punto en el mundo interior de la fe es para nosotros una
sufrimiento que, por una parte, debemos soportar, mientras, por otra, debemos al
mismo tiempo, hacer todo lo posible para que estos casos no se repitan.
No es tampoco motivo de tranquilidad saber que, según las investigaciones de
los sociólogos, la porcentual de los sacerdotes culpables de estos crímenes no
es más alta de la presente en otras categorías profesionales semejantes. En
cualquier caso, no se debería presentar esta desviación ostentosamente como si
se tratase de una suciedad específica del catolicismo. Si no es lícito silenciar
el mal en la Iglesia, no se debe tampoco silenciar la gran sendero luminoso de
bondad y de pureza, que la fe cristiana ha trazado a lo largo de los siglos".
Por eso Benedicto XVI recuerda nombres como Benito de Norcia y su hermana
Escolástica,
Respecto a lo que el matemático dice sobre la figura histórica de Jesús,
Ratzinger recomienda al autor los cuatro volúmenes que Martin Hengel publicó
junto con Maria Schwemer, "un ejemplo excelente de precisión histórica y de
amplísima información histórica". Así mismo recuerda, como ya aclaró en el
primer volumen de su libro sobre Jesús de Nazaret que "la exégesis
histórica-crítica es necesaria para una fe que no propone mitos con imágenes
históricas, sino que reclama una historicidad verdadera y por eso debe presentar
la realidad histórica de sus afirmaciones también de forma científica".
Continúa el papa emérito afirmando que "si usted, sin embargo, quiere
sustituir Dios con "La Naturaleza", queda la pregunta, quién o qué es esta
naturaleza. En ninguna parte usted la define y aparece por tanto como una
divinidad irracional que no explica nada. Quisiera, por tanto, sobretodo
destacar que en Su religión de las matemáticas tres temas fundamentales de la
existencia humana quedan sin considerar: la libertad, el amor y el mal. (...)
Cualquier cosa que diga la neurobiología sobre la libertad, en el drama real de
nuestra historia está presente como realidad determinante y debe ser tomada en
consideración".
En la última parte publicada de la carta, Benedicto XVI señala que "mi
crítica sobre su libro en parte es dura. Pero del diálogo forma parte la
franqueza; solo así puede crecer el conocimiento".
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