Tú eres preciosa ante los ojos de Dios... única e irrepetible... fue por ti que Jesús decidió hacerse hombre y morir en la cruz... fue por ti que ÉL entregó hasta la última gota de su sangre... pero aunque le amas y aunque crees en ÉL... hay momentos que te alejas de su lado... el pecado... las heridas... esas experiencias por las que has pasado... llevas un gran lastre que no te deja entregarte completamente al Señor... y te dejas llevar por la soberbia... y por el orgullo... por el egoísmo... por la vanidad... por la envidia... por la ira... y de repente, te das cuenta que te has apartado de Dios... y quieres volver a lanzarte a sus pies... para recibir su perdón...
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