jueves, 25 de abril de 2013

Jesús y el joven rico


De todos los Evangelios, la frase que más sentido tiene para mí y la que más hondo cala, pertenece al evangelio según san Marcos... se trata del pasaje del joven rico que se acerca a Jesús preguntando qué ha de hacer para alcanzar la vida eterna... es interesante, pero aunque Mateo y Lucas también narran este encuentro, Marcos añade una pequeña frase que lo hace especial, íntimo, cercano... dice él, que «Jesús, fijando en él su mirada, le amó»...

Cada vez que leo este pasaje se me olvida la historia y me sumerjo en esa mirada de Jesús... en esa mirada en la que Dios derramaba todo su AMOR sobre aquel joven... una mirada que penetra lo más íntimo de su ser, para ver sus fragilidades humanas, sus pecados, sus infidelidades... también sus esfuerzos y sus buenos deseos... una mirada que sabía que el joven sería incapaz de dejarlo todo y seguirle... y aún así, «le amó»...

Cada vez que leo este pasaje se me olvida la historia... y le pido a Dios que me mire con esa misma mirada... que a pesar de mi humanidad, de mi pecado, de mi inconsistencia, de mi falta de amor... que también fije su mirada en mí, y me ame... con esa mirada que es capaz de transformar el más duro de los corazones y sanar la más profunda de las heridas...

Padre, hoy hago mía esa Palabra: «Jesús, fijando en él su mirada, le amó»... ayúdame a vivir consciente de tu mirada sobre mí... AMÉN

DE "Tengo sed de Ti"

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