“Las palabras del salmista: `Lámpara para mis pasos es tu palabra, luz en mi
camino` -escribe Benedicto XVI- resumen la existencia entera de este pastor
generoso y fiel a la Iglesia.
Ha sido un hombre de Dios que no solamente estudió
la Sagrada Escritura, sino que la amó intensamente, haciendo de ella luz de su
vida para que todo fuera `ad maiorem Dei gloriam`, para la mayor gloria de Dios.
Precisamente por eso fue capaz de enseñar a los creyentes y a los que buscan la
verdad que la única Palabra digna de ser escuchada, acogida y seguida es la de
Dios, porque indica a todos el camino de la verdad y del amor.
Lo fue con una
gran apertura de ánimo, sin rechazar nunca el encuentro y el diálogo con todos,
respondiendo concretamente a la invitación del Apóstol de `estar siempre
dispuestos a dar respuesta a todo el que os pida razón de vuestra esperanza`.
Lo
fue con espíritu de caridad pastoral profunda, según su lema episcopal `Pro
veritate adversa diligere`, prestando atención a todas las situaciones,
especialmente a las más difíciles; cercano, con amor a quien se encontraba
perdido, era pobre o sufría”.
“El Señor que ha guiado al cardenal Carlo
Maria Martini en toda su existencia -concluye el Papa- acoja ahora a este
incansable servidor del Evangelio y de la Iglesia en la Jerusalén del Cielo”.
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