También para nosotros es posible tener un contacto sensible
con Jesús, meter, por así decir, la mano en las señales de su Pasión,
las señales de su amor.
En los Sacramentos, Él se nos acerca en modo particular,
se nos entrega.
Queridos jóvenes, aprended a "ver", a
"encontrar" a Jesús en la Eucaristía, donde está presente y cercano
hasta entregarse como alimento para nuestro camino; en el Sacramento de la
Penitencia, donde el Señor manifiesta su misericordia ofreciéndonos siempre su
perdón.
Reconoced y servid a Jesús también en los pobres y enfermos, en los
hermanos que están en dificultad y necesitan ayuda.
Entablad y cultivad un diálogo personal con Jesucristo, en
la fe. Conocedle mediante la lectura de los Evangelios y del Catecismo de la
Iglesia Católica; hablad con Él en la oración, confiad en Él. Nunca os
traicionará [...] Así podréis adquirir una fe madura, sólida, que no se funda
únicamente en un sentimiento religioso o en un vago recuerdo delcatecismo de
vuestra infancia.
Podréis conocer a Dios y vivir auténticamente de Él, como el
apóstol Tomás, cuando profesó abiertamente su fe en Jesús: "¡Señor mío y
Dios mío!".
(Benedicto XVI, Mensaje para la XXVI Jornada Mundial de la
Juventud, 2011).
Señor, pasaste por el mundo de una forma discreta y humilde. Tu
nacimiento, tu vida y hasta tu resurrección
fueron discretos.
Queremos parecernos a ti , queremos ser humildes y discretos
como Tú. Ése será un gran testimonio de nuestra fe ante todo el mundo.
Ayúdanos Señor a que siempre te digamos: ¡Señor mío y Dios mío!
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