Vivimos con los hombres de la Biblia. Ellos son nuestros amigos invisibles. No nos dejan en paz si es que estamos en una posición cómoda o andamos ciegos.
Lucas provoca, es de izquierda. Simpatiza con los pecadores y los oprimidos. Se empeña a favor de los enfermos. Jesús le devuelve a la viuda de Naín la vida de su hijo, que había muerto.
Su sensibilidad por los que sufren no sorprende, puesto que era médico.
Lucas centra su atención en Jesús como salvador. Con su Evangelio y los Hechos de los apóstoles inscribe en la memoria de la Iglesia la dimensión social. La hospitalidad, la sorpresa deparada por los no creyentes, el oaprendizaje a partir de los propios errores y la maldición de la falta de misericordia hacen de Lucas un maestro que hoy tiene acceso a los corazones de los jóvenes.
Es radical en su mensaje pero no hiere a nadie. Ensalza a los pobres y muestra a los que tienen bienes un camino para tratar con su riqueza, más aún les indica cómo pueden, con esos bienes, hacer felices a otros y llegar a ser felices ellos mismos. Todos entienden su palabra.
Tal como lo describe Lucas, Jesús está del lado de los hombres que tienen la audacia de levantarse contra la injusticia. Además, Lucas ignora menos que los otros evangelistas a las mujeres que acompañan a Jesús.
Del libro "Coloquios nocturnos en Jerusalén" de Carlo M. Martini
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