Durante la conocida Misa de Gallo ofrecida en la Basílica de San Pedro, el Papa Benedicto XVI llamó a los fieles a olvidarse del fenómeno comercial de la época, para avocarse en el nacimiento de Jesús olvidando la obsesión por lo material.
“Dios se ha hecho pobre. Su hijo ha nacido en la pobreza del establo. En el niño Jesús, Dios se ha hecho dependiente, necesitado del amor de personas humanas, a las que ahora puede pedir su amor, nuestro amor [...] La Navidad se ha convertido hoy en una fiesta de los comercios, cuyas luces destellantes esconden el misterio de la humildad de Dios, que nos invita a la pobreza y a la sencillez”, instó Ratzinger.
“Dios se ha hecho pobre. Su hijo ha nacido en la pobreza del establo. En el niño Jesús, Dios se ha hecho dependiente, necesitado del amor de personas humanas, a las que ahora puede pedir su amor, nuestro amor [...] La Navidad se ha convertido hoy en una fiesta de los comercios, cuyas luces destellantes esconden el misterio de la humildad de Dios, que nos invita a la pobreza y a la sencillez”, instó Ratzinger.
Así, la homilía de Noche Buena estuvo enfocada a retomar el camino de la extrema sencillez exterior e interior, además de abandonar los propios prejuicios y opiniones, con la disposición de ver al Dios que se oculta en la humildad de un niño recién nacido.
“Celebremos así la liturgia de esta noche santa y renunciemos a la obsesión por lo que es material, mensurable y tangible. Dejemos que nos haga sencillos ese Dios que se manifiesta al corazón que se ha hecho sencillo”, dijo.
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