El alma cuando abandona el cuerpo y no encuentra la pureza para la que fue creada, se ve incapacitada de su unión con Dios. Catalina convencida de que solo el Purgatorio puede extirpar sus impurezas, anhela el Purgatorio para purificarse y poder presentarse completamente purificada ante el Señor. Dios: puro de una manera que ninguna mente humana puede concebir, donde la mínima mancha del alma es revelada ante tanta pureza.
El Señor le reveló el Purgatorio igual que el infierno, con la única diferencia que en el Purgatorio el alma ansía el purificarse para ir hacia Dios. Y en el infierno, el alma no desea purificarse ni unirse con Dios. Pero en cuanto al sufrimiento, Dios se lo reveló de igual forma.
El mayor dolor en el Purgatorio es ver que las puertas del cielo Dios las tiene abiertas para todos y que uno durante su tiempo en la vida terrenal, rechazó las purificaciones. En el purgatorio el alma puede ver el infinito amor y la infinita misericordia de Dios y las veces que le dimos la espalda por nuestros deseos y voluntades. Entonces, el alma misma reconoce y ve que aún el Purgatorio es demostración del infinito amor y misericordia de Dios
«En Catalina, el purgatorio no está presentado como un elemento del paisaje de las entrañas de la tierra: es un fuego no exterior, sino interior. Esto es el purgatorio, un fuego interior. La Santa habla del camino de purificación del alma hacia la comunión plena con Dios, partiendo de su propia experiencia de profundo dolor por los pecados cometidos, en contraste con el infinito amor de Dios».
Es muy conocida la oración de san Agustín:
ResponderEliminar“Dulcísimo Jesús mío, que para redimir al mundo quisisteis nacer, ser circuncidado, desechado de los judíos, entregado con el beso de Judas, atado con cordeles, llevado al suplicio, como inocente cordero; presentado ante Anás, Caifás, Pilato y Herodes; escupido y acusado con falsos testigos; abofeteado, cargado de oprobios, desgarrado con azotes, coronado de espinas, golpeado con la caña, cubierto el rostro con una púrpura por burla; desnudado afrentosamente, clavado en la cruz y levantado en ella, puesto entre ladrones, como uno de ellos, dándoos a beber hiel y vinagres y herido el costado con la lanza. Librad, Señor, por tantos y tan acerbísimos dolores como habéis padecido por nosotros, a las almas del Purgatorio de las penas en que están; llevadlas a descansar a vuestra santísima Gloria, y salvadnos, por los méritos de vuestra sagrada Pasión y por vuestra muerte de cruz, de las penas del infierno para que seamos dignos de entrar en la posesión de aquel Reino, adonde llevasteis al buen ladrón, que fue crucificado con Vos, que vivís y reináis con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén.”
Debemos ayudar a los que se hallan en el purgatorio. Demasiado insensible seria quien no auxiliara a un ser querido encarcelado en la tierra; mas insensible es el que no auxilia a un amigo que esta en el purgatorio, pues no hay comparación entre las penas de este mundo y las de allí.
ResponderEliminarSanto Tomás
Sobre el Credo, 5, 1. c., p. 73