viernes, 25 de febrero de 2011

Abrazando la cruz...para ti mujer


He leído hoy este artículo y creo que puede ayudar a muchas mujeres que lo están pasando mal en estos momentos, ahí va:

"Me han dicho que sufres, y que sufres mucho. Que sabías que había dolor en el mundo pero nunca pensaste en que a ti te alcanzaría... ¡Y en qué forma!
Quisiera llegar a tu corazón, mujer que sufres.
En cualquier parte del mundo existe el dolor, y a ti, seas del lugar que seas, te ha alcanzado su dardo. No se quién eres...tal vez la luna ha besado ya tus cabellos dejando en ellos sus rayos de plata y tus ojos tienen la profundidad de la experiencia de una larga vida compuesta de muchas realidades y ya muy pocos sueños...

Tu corazón sufre lo que jamás imaginaste, la amargura sin igual que te ha proporcionado ese hijo o hija en el que pusiste todas tu esperanzas, al que meciste en tus brazos, el que apretaste contra tu corazón para que nadie lo hiriese ¡por el que tanto te sacrificaste! y ahora... tu sola mujer, puedes conocer toda la magnitud de tu dolor.

También puede ser que seas joven, muy joven. Aún esperas, mejor dicho, esperabas mucho de la vida... aún resuenan en tus oídos las notas de aquella marcha nupcial en la mañana radiante en que unías tu vida a la de aquel hombre, que ahora ya, ¡no tienes a tu lado!... o tal vez, y permíteme que te diga que así es más profunda tu tragedia, lo tengas junto a ti y sin embargo la inmensidad de un abismo os separa... tal vez teniéndolo a tu lado te sientes infinitamente sola.

No lo se, quizá tengas el gran dolor de una madre que ve la cuna vacía... Oh, mujer, yo no lo se pero tu si sabes cual es tu historia y por qué te duele tanto el corazón, por qué hay veces que te pesa tanto la vida...

Yo no me atrevo a entrar en tu alma pero me acerco a ti con respeto y cariño. Quisiera llevar hasta ti, no el remedio a tus penas, pero si un poco de serenidad y paz, aún a pesar de tu dolor. Quiero pedirte que seas valiente y que no pierdas tu fe. Si te acercas a un Cristo clavado en una Cruz se abrirán tus ojos, pues no hay dolor como su dolor y que como bien dicen los teólogos de la Verdad: era suficiente solo una gota de sangre, la más ligera humillación, un solo deseo que hubiera brotado de su corazón, para la redención completa de la Humanidad y sin embargo...¡contémplalo! está en la Cruz para que sepas que su corazón te comprende, que pasó por todos tus dolores y más y ese Cristo es tu Dios que muere en un Cruz para que cuando sufras lo tengas muy presente.

Míralo bien. Dile que le das tu corazón herido para que de tus espinas florezcan rosas fragantes que deseas poner en sus llagados pies ¡clavados en la Cruz para esperarte! Se valiente.

Quisiera que grabaras en tu memoria pero sobre todo en tu corazón estas palabras hermosas y llenas de gran sabiduría: "No es el sufrir sino la manera de sufrir, lo que dignifica". Es preciso tratar bien a las espinas ¡más sufre el que las pisa que el que las besa!. Pasa por la vida heroicamente y poniendo tu alma adolorida en el Corazón de Nuestro Señor Jesucristo, hallarás el consuelo que jamás imaginaste.

Quiero que seas valiente y que sonrías...Se que eso cuesta mucho pero aún voy a atreverme a pedirte más: que si hay alguien o algo que tienes que perdonar, que perdones. Perdona a quién robó tu calma, tu felicidad, a quién no tuvo reparo en destrozar tu vida, tus sueños, a quién te hundió en la soledad y el abandono. A quién te hizo mucho daño...¡perdónalo!.

Arranca de tu corazón hasta la más leve sombra de rencor y verás cuánta más luz hay en tu vida. Verás que así te sientes más buena y mucho más valiente para caminar con tu cruz. No lleves tu pesada cruz arrastras, abrázala contra tu corazón, esa cruz pesa mucho ya lo se, pero abrazada a ella ya es diferente y serás la mujer fuerte de la que nos habla el Evangelio, una mujer nueva y total.
¡Que el Señor nos de fuerza a todos, cuando el dolor nos alcanza, para abrazar nuestra cruz!"

Autor: Ma Esther De Ariño
Fuente: Catholic.net

sábado, 19 de febrero de 2011

TÚ ERES MI AMADO.

Leyendo un libro de Henri J.M. Nouwen, me ha impresionado el texto que quiero compartir:


Hay una voz, la voz que habla desde arriba y en nuestro interior, y que dice como en un murmullo, o de forma arrebatada: “Tú eres mi amado, en ti me complazco”. No es fácil escucharla en un mundo lleno de voces que gritan: “No eres atractivo. Todo lo contrario, eres un ser repulsivo; no vales para nada; eres un ser despreciable, una nada mientras no seas capaz de demostrar lo contrario”

Estas voces negativas son tan fuertes y constantes que es fácil darles crédito. Es la trampa de la autoinfravaloración. Al cabo de muchos años, he podido constatar que la trampa más peligrosa en nuestra vida no es el éxito, la popularidad o el poder, sino el autodesprecio. Es cierto que el éxito, la popularidad y el poder puede convertirse en fuente de grandes tentaciones. Pero sus cualidades seductoras proceden mayormente de una tentación más importante, que es la del autodesprecio Cuando hemos llegado a creer en las voces que nos dicen que somos despreciables, indignos de ser amados a continuación, el éxito, la popularidad y el poder son percibidos fácilmente como soluciones atractivas. La verdadera trampa es la del autodesprecio. Me sorprendo constantemente al comprobar con qué facilidad caigo en esa tentación. En cuanto alguien me acusa o me critica, en cuanto soy rechazado, me sorprendo a mí mismo pensando: «Está claro. Esto prueba una vez más que soy un don nadie”

El autodesprecio es el enemigo mayor de la vida espiritual porque está en contradicción con la voz sagrada que nos llama “el amado”.Ser amado expresa la verdad más profunda de nuestra esencia.

Escuchando la voz con la mayor atención interior, oigo en lo más lo más íntimo de mí mismo palabras que me dicen:”Desde el principio te he llamado por tu nombre. Eres mío y yo soy tuyo. Eres mi amado y en ti me complazco. Te he formado en las entrañas de la tierra y entretejido en el vientre de tu madre. Te he llevado en las palmas de mis manos, y amparado en a sombra de mi abrazo. Te he mirado con infinita ternura y cuidado más íntimamente que una madre lo hace con su hijo. He contado todos los cabellos de tu cabeza, y te he guiado en todos tus pasos. Adonde quiera que vayas, yo estoy contigo, y vigilo siempre tu descanso. Te daré un alimento que sacie totalmente tu hambre, y una bebida que apague tu sed. Nunca te ocultaré mi rostro. Me conoces como propiedad tuya, y te conozco como propiedad mía. Me perteneces. Yo soy tu padre, tu madre, tu hermano, tu hermana, tu amante y tu esposo. Hasta tu hijo. Seré todo lo que seas tú. Nada nos separará. Somos uno”

Siempre que oigas con gran atención la voz que te llama «el amado», descubrirás dentro de ti el deseo de escucharla intensamente y para siempre. Es como hallar un pozo en el desierto. En cuanto descubras humedad en la tierra, seguirás cavando más profundamente.

Del libro: Tú eres mi amado de Henri J.M. Nouwen

sábado, 12 de febrero de 2011

El purgatorio según santa Catalina de Génova

El alma cuando abandona el cuerpo y no encuentra la pureza para la que fue creada, se ve incapacitada de su unión con Dios. Catalina convencida de que solo el Purgatorio puede extirpar sus impurezas, anhela el Purgatorio para purificarse y poder presentarse completamente purificada ante el Señor. Dios: puro de una manera que ninguna mente humana puede concebir, donde la mínima mancha del alma es revelada ante tanta pureza.

El Señor le reveló el Purgatorio igual que el infierno, con la única diferencia que en el Purgatorio el alma ansía el purificarse para ir hacia Dios. Y en el infierno, el alma no desea purificarse ni unirse con Dios. Pero en cuanto al sufrimiento, Dios se lo reveló de igual forma.

El mayor dolor en el Purgatorio es ver que las puertas del cielo Dios las tiene abiertas para todos y que uno durante su tiempo en la vida terrenal, rechazó las purificaciones. En el purgatorio el alma puede ver el infinito amor y la infinita misericordia de Dios y las veces que le dimos la espalda por nuestros deseos y voluntades. Entonces, el alma misma reconoce y ve que aún el Purgatorio es demostración del infinito amor y misericordia de Dios
«En Catalina,  el purgatorio no está presentado como un elemento del paisaje de las entrañas de la tierra: es un fuego no exterior, sino interior. Esto es el purgatorio, un fuego interior. La Santa habla del camino de purificación del alma hacia la comunión plena con Dios, partiendo de su propia experiencia de profundo dolor por los pecados cometidos, en contraste con el infinito amor de Dios».

viernes, 11 de febrero de 2011

Nuestra Sra. de Lourdes por Benedicto XVI

El Papa Benedicto XVI escribió un mensaje para la celebración, hoy viernes 11 de febrero, de la Jornada Mundial del Enfermo en ocasión de la fiesta de la Virgen de Lourdes, en el que recuerda la necesidad de sensibilizar a la sociedad ante el sufrimiento de quienes padecen alguna enfermedad.

En su mensaje titulado "Por sus llagas habéis sido curados" el Papa Benedicto XVI señala esta es una ocasión para reflexionar sobre el misterio del sufrimiento. "Si cada hombre es hermano nuestro, con mayor razón el débil, el que sufre y el necesitado de cuidados deben estar en el centro de nuestra atención, para que ninguno de ellos se sienta olvidado o marginado", añade.

Citando un pasaje de su encíclica Spe Salvi, recuerda luego que "la grandeza de la humanidad está determinada esencialmente por su relación con el sufrimiento y con el que sufre. Esto es válido tanto para el individuo como para la sociedad. Una sociedad que no logra aceptar a los que sufren y no es capaz de contribuir mediante la compasión a que el sufrimiento sea compartido y sobrellevado también interiormente, es una sociedad cruel e inhumana".

Dirigiéndose luego a los enfermos, afirma que "es precisamente a través de las llagas de Cristo como nosotros podemos ver, con ojos de esperanza, todos los males que afligen a la humanidad. Al resucitar, el Señor no eliminó el sufrimiento ni el mal del mundo, sino que los venció de raíz. A la prepotencia del mal opuso la omnipotencia de su Amor".

"A vosotros, queridos hermanos y hermanas os repito este mensaje, para que seáis testigos de él a través de vuestro sufrimiento, vuestra vida y vuestra fe", exhorta.

Benedicto XVI se dirige luego a los jóvenes, particularmente a los enfermos y les recuerda que "a menudo la pasión, la cruz de Jesús dan miedo, porque parecen ser la negación de la vida. En realidad, es exactamente al contrario. La cruz es el 'sí' de Dios al hombre, la expresión más alta y más intensa de su amor y la fuente de la que brota la vida eterna. Del corazón traspasado de Jesús brotó esta vida divina".

"Sólo él es capaz de liberar al mundo del mal y de hacer crecer su reino de justicia, de paz y de amor, al que todos aspiramos. Queridos jóvenes, aprended a 'ver' y a 'encontrar' a Jesús en la Eucaristía, donde está presente de modo real por nosotros, hasta el punto de hacerse alimento para el camino, pero también sabedlo reconocer y servir en los pobres, en los enfermos, en los hermanos que sufren y atraviesan dificultades, los cuales necesitan vuestra ayuda".

Luego de confiar a la Virgen María a todos los enfermos, el Papa alienta a "las autoridades para que inviertan cada vez más energías en estructuras sanitarias que sirvan de ayuda y apoyo a los que sufren, sobre todo a los más pobres y necesitados".

La necesidad del sacramento de la Penitencia

Cada decisión, cada acto, queda escrito de modo indeleble en el camino de la propia vida y de la vida de quienes están cerca o lejos, en la marcha imparable de la historia humana.
A veces quisiéramos cancelar hechos o palabras pronunciadas en el pasado. Pero lo hecho, hecho está. Queda fijo, inmutable. Pesa sobre el presente y sobre el futuro de modos más o menos intensos, incluso dramáticos
Frente al pasado, frente a los errores cometidos, ¿existe alguna terapia? ¿Es posible superar esos hechos terribles, esos pecados, que hieren el Corazón de Dios, que dañan a los hermanos, que nos carcomen internamente?
En un escrito autógrafo, titulado “Meditación ante la muerte”, el Papa Pablo VI miraba hacia el pasado con pesar, al ver aquellas acciones “defectuosas, imperfectas, equivocadas, tontas, ridículas” que constituían parte de su existencia.
Si eso escribe un Papa, ¿qué podré decir yo? Con pena veo en mi pasado una nube inmensa de pecados y de faltas, de egoísmos y de miserias, de cobardías y de perezas.
Pero sabemos que el pasado, aunque insuprimible, puede ser “superado” desde la potente misericordia de un Dios que busca salvar a cada uno de sus hijos. Para ello, sólo necesito abrirme a la gracia, acudir al Médico para suplicar la salvación.

La experiencia del perdón, el don de la misericordia en el sacramento de la confesión, se convierte en motivo para renovar la esperanza, para levantarme del polvo, para ponerme bajo una mirada que no condena, sino que rescata.

Tampoco yo te condeno. Vete, y en adelante no peques más” (Jn 8,11). Las palabras de Cristo a la mujer sorprendida en adultero también valen para mi vida.
Es entonces cuando puedo repetir aquellas otras palabras de Pablo VI en el texto antes citado: “Y luego, finalmente, un acto de buena voluntad: no mirar más hacia atrás, sino cumplir con gusto, sencillamente, humildemente, con fortaleza, como voluntad tuya, el deber que deriva de las circunstancias en que me encuentro. Hacer pronto. Hacer todo. Hacer bien. Hacer gozosamente: lo que ahora Tú quieres de mí, aun cuando supere inmensamente mis fuerzas y me exija la vida. Finalmente, en esta última hora”.
Padre Fernando Pascual

lunes, 7 de febrero de 2011

Vosotros sois la luz del mundo

"Vosotros sois la sal de la tierra y la luz del mundo"
La sal de la tierra cambia el sabor de los alimentos, nosotros debemos dar a los demás esa sal, el amor de Dios, cuando nuestros hermanos necesiten de nuestra ayuda y cuando nosostros mismos estemos hundidos y necesitados tenemos el Amor de Dios, que nos convierte en portadores de amor.

La luz es nuestra fe, que no debemos esconderla. Tenemos que alumbrar con ella a los demás, debemos sentirnos orgullosos de nuestra fe. No podemos vivir nuestro amor a Dios en la intimidad de nuestro corazón y en el resguardo de nuestras iglesias. Debemos salir a la calle, al trabajo y proclamar nuetra fe, dando ejemplo con nuestras obras, para que todos vean lo que significa seguir a Jesús.
"Yo recibo la luz del Padre, vosotros la recibís de mi. Por eso os encargo que no escondáis mi luz, sino que alumbréis con ella al mundo entero"
Recemos para que cumplamos  lo que nos manda el Señor.
H. de Carmen