lunes, 31 de enero de 2011

Benedicto XVI: Las Bienaventuranzas, un programa de vida

"El sermón de la montaña se dirige a todo el mundo, en el presente y en el futuro... y sólo puede ser comprendido y vivido en el seguimiento de Jesús, caminando con Él" (Jesús de Nazaret). Las Bienaventuranzas son un nuevo programa de vida para liberarse de los falsos valores del mundo y abrirse a los verdaderos bienes presentes y futuros. Cuando Dios consuela, sacia el hambre de justicia, enjuga las lágrimas de los afligidos, significa que, ademas de recompensar a cada uno de manera sensible, abre el Reino de los Cielos. "Las Bienaventuranzas son la transposición de la cruz y de la resurrección en la existencia de los discípulos" (ibídem). Reflejan la vida del Hijo de Dios que se deja perseguir, despreciar hasta la condena a muerte para dar a los hombres la salvación.

Un antiguo eremita afirma: "Las Bienaventuranzas son dones de Dios y tenemos que darle verdaderamente gracias por habérnoslas dado y por las recompensas que se derivan de ellas, es decir, el Reino de los Cielos en el siglo futuro, el consuelo aquí, la plenitud de todo bien y la misericordia de Dios..., cuando uno se ha convertido en imagen de Cristo sobre la tierra" (Pedro de Damasco, en Filocalia, volumen 3, Turín 1985, p. 79). El Evangelio de las Bienaventuranzas se comenta con la historia misma de la Iglesia, la historia de la santidad cristiana, pues --como escribe san Pablo-- "Dios eligió lo que el mundo tiene por necio, para confundir a los sabios; lo que el mundo tiene por débil, para confundir a los fuertes; lo que es vil y despreciable y lo que no vale nada, para aniquilar a lo que vale" (1 Corintios 1, 27-28). Por este motivo, la Iglesia no tiene miedo de la pobreza, el desprecio, la persecución en una sociedad con frecuencia atraída por el bienestar material y por el poder mundano. San Agustín nos recuerda que "lo que ayuda no es sufrir estos males, sino soportarlos por el nombre de Jesús, no sólo con espíritu sereno, sino incluso con alegría" (De sermone Domini in monte, I, 5,13: CCL 35, 13).

Benedicto XVI- 30-01-2011

miércoles, 26 de enero de 2011

Dios es el verdadero refugio

Ante las dificultades, mientras llega el cansancio de la vida, cuando aumentan los dolores del cuerpo o del alma, buscamos refugios de paz, de alegría, tal vez de olvido.
Los refugios pueden ser variados. Hay quienes simplemente buscan su refugio en el sueño, como una especie de bálsamo para olvidar las penas y las angustias de cada día. Otros se refugian en un cuarto de su casa, o entre libros, o en el bar donde encontrar amigos y ambientes diferentes. Otros anhelan ese refugio en el trabajo, o en el coche, o en la televisión, o en la computadora, o en la música. Algunos, por desgracia, se crean un mundo artificial de sensaciones con la droga o con el alcohol, para consolar (falsamente) penas y dolores del alma.
Muchos de los refugios son simplemente un engaño, como un espejismo que enciende ilusiones pasajeras en el corazón, para luego dejarnos indefensos y cansados frente a los problemas que ahí siguen, con su peso de amenazas y con su martilleo obsesivo.

Existen, sin embargo, otro tipo de refugios que pueden ser sanos, que restablecen las fuerzas del alma para reemprender la lucha. Un rato de deporte, un diálogo con un amigo sincero, un libro bueno, devuelven serenidad al alma, abren horizontes de esperanza, nos preparan para volver con más bríos al combate de cada día. Pero en muchas ocasiones esos refugios también son insuficientes.

Por eso hace falta reconocer que sólo existe un refugio realmente bueno para cada corazón humano. Es el que se alcanza desde el encuentro sincero con Dios. Porque Dios da sentido a la vida, nos ha creado, nos tiende la mano como Salvador, nos espera cada día y tras la hora definitiva de la muerte.

A Dios nos acercamos en esos momentos de oración sincera, cuando le abrimos el alma, cuando le pedimos ayuda, cuando nos ponemos llenos de confianza entre sus manos. A Dios lo tocamos cuando podemos recibir los sacramentos, especialmente el gran regalo de la misericordia (la confesión) y el inmenso abrazo que es posible en cada Eucaristía. A Dios lo escuchamos con el espíritu abierto cuando leemos su Palabra, cuando creamos en nuestro interior espacios de silencio que nos permiten escuchar sus susurros cotidianos.

Es Dios el verdadero refugio que anhelamos. Porque sólo Dios conoce plenamente lo que hay en cada corazón humano. Porque sólo Él puede ofrecer consuelos verdaderos y palabras de ternura que curan y que lanzan a vivir desde una fe intensa, una esperanza alegre y un amor hecho servicio a quienes recorren a nuestro lado el mismo camino del existir terreno.

P. Fernando Pascual LC


No podía estar mejor expresado.

sábado, 22 de enero de 2011

SEGUIR A JESUCRISTO

"Caminando por la ribera del mar de Galilea vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés, echando la red en el mar, pues eran pescadores, y les dice: «Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres.» Y ellos al instante, dejando las redes, le siguieron. Caminando adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan, que estaban en la barca con su padre Zebedeo arreglando sus redes; y los llamó. Y ellos al instante, dejando la barca y a su padre, le siguieron." ( Mt 4, 18-22) Jesús eligió primero a cuatro pescadores: Simón, Andrés, Santiago y Juan. Eligió a unos hombres buenos, trabajadores, humildes, sin estudios especiales y sin ninguna influencia en la sociedad. Y les dice: "venid conmigo". Y ellos aceptan la invitación, aceptan seguir a Jesús, aceptan un reto arriesgado, aceptan un nuevo oficio "ser pescadores de hombres".


Jesús también nos elige a nosotros. Nos elige porque nos quiere, no porque seamos más listos, no porque tengamos muchas habilidades, no porque seamos hijos de alguien importante. Se ha fijado en ti y en mí y Él sabrá por qué. Jesús te hace una pregunta muy concreta: ¿quieres seguirme? [...] ¿Quieres ser mi discípulo? [...] ¿Quieres ser mi ayudante en la construcción del Reino de Dios? Mira que hay mucho trabajo por hacer y te necesito. Necesito tu vitalidad, tu energía, tu sinceridad, tu imaginación, tu oración.... Jesús está esperando una respuesta. Sólo puede ser sí o no. Él conoce nuestras limitaciones, como también las tenían los apóstoles, pero sólo quiere que pongamos toda nuestra voluntad en marcha y que dejemos al Espíritu Santo capacitarnos. El Espíritu Santo es el que nos da las capacidades y suple nuestras limitaciones.


Simón, Andrés, Santiago y Juan no le pusieron excusas a Jesús. No dijeron es que ahora estoy arreglando estas redes que están rotas, luego voy, es que mañana tenemos una gran pesca, es que mi padre necesita ayudantes, es que estoy muy a gusto así y no quiero cambiar, es que... No le ponen ninguna excusa, ni siquiera le dijeron "me lo pienso y mañana te contesto". No, el evangelista dice: "al instante le siguieron".

REFLEXIONES SOBRE NUESTRO CRISTIANISMO

El Evangelio te pide amar a Dios sobre todas las cosas. "Bien. Sí. Sobre todas las cosas menos sobre mi juguete preferido". O sea, cristianismo con ketchup.

El Evangelio te pide tomar la cruz. "Bien, de acuerdo, pero pásame un buen cojín para el hombro, contrátame tres ayudantes fieles para que la carguen por mí, y que la cruz sea de la madera más ligera del mercado". O sea, cristianismo con azúcar.

El Evangelio te dice que los limpios de corazón son los que verán a Dios. "Bien pero no es para tanto, tranquilo, no hay que ser exagerado, si todo el mundo lo hace no tiene que estar tan mal". O sea, cristianismo con miel silvestre.

El Evangelio te pide amar a tu enemigo. "Sí. Estoy de acuerdo. Sólo a este desgraciado lo odiaré toda mi vida". O sea, cristianismo con mayonesa.

El Evangelio te pide perdonar setenta veces siete. "Bien pero a este no. Es que es un caso especial. Lo que me hizo es imperdonable". O sea, cristianismo con leche condensada.

El Evangelio te pide desapegarte de tus posesiones. "Sí. Lo que pasa es que estamos en el siglo del consumismo, y por lo mismo tengo que comprar y comprar, da igual si no lo necesito". O sea, cristianismo con tomate.

El Evangelio te invita a la oración. "Sí, es importante, pero no hay tiempo, ¿no ves que soy una persona muy ocupada? El tiempo libre debe ser más bien para un café, un cigarro, una fiesta". O sea, cristianismo con relleno sabor chocolate.

El Evangelio te pide interrumpir tu camino para curar al que está tirado en la calle. "Lo sé. Pero hoy en día es peligroso. No sabes lo que puede pasar. Igual le ayudas y luego no te agradece." Cristianismo con leche descremada y un poco de mermelada.

El Evangelio te pide fidelidad. "Bien pero uno debe tener sus propias ideas, yo comparto muchas cosas de las que dice Jesús, pero no estoy de acuerdo en algunos puntos de la moral." O sea, cristianismo con grageas multicolores.

El Evangelio te dice que estás de paso, que la vida es un soplo, que la aproveches minuto a minuto. "Sí, bien, pero tampoco hay que amargarse, hay que aprovechar la vida haciendo lo que a uno le gusta, no sabes lo bien que yo me llevo con la pereza." O sea, cristianismo con mostaza. ¡Cristianismo con mostaza por favor!

A su Evangelio,Cristo no le puso ketchup ni mayonesa ni tomate. Él no le agregó azúcar ni miel silvestre ni grageas multicolores. Él no lo cubrió con un relleno sabor chocolate ni mermelada. Él no le añadió leche condensada ni descremada. Cristo no neutralizó su Evangelio con mostaza.

El cristianismo se sirve solo. O se vive como es o no es cristianismo.

Fuente: Catholic.net

miércoles, 19 de enero de 2011

ORACIÓN A JESÚS

Por el correo del Blog nos manda Isabel una oración que espero nos ayude a todos:

Señor Jesucristo, tu Corazón es el centro de la iglesia, un signo de la última unión con Dios y de la unidad de todo el pueblo.


Haznos servidores de la renconciliación de los miembros de la familia, de acuerdo con nuestra llamada de hombres y mujeres dedicados a tu amor.

Incrementa nuestra libertad, caridad y hablidad, para que, siguiendo tu ejemplo, nos pongamos a servicio de Dios y de los que estan en necesidad.

Haznos crecer en la unidad por la que orastes la noche antes de entregar tu vida por nosotros.

Amen
 
Muchas gracias Isabel

viernes, 14 de enero de 2011

Renovación de las promesas del bautismo



Este miércoles, los niños de la parroquia que van a hacer la primera comunión este año, renovaron las promesas, que hicieron en su nombre sus padres, el día de su bautizo.
Fue una ceremonia muy enriquecedora para todos, la iglesia estaba llena de niños, padres, abuelos, padrinos y naturalmente, sus catequistas y D. Lucas que dirigía la celebración.
Los niños se portaron muy bien, sabían que estaban realizando un paso importante en su caminar como hijos de Dios.

Gracias a Dios, también nosotros hemos recibido este don maravilloso. Pero, ¿cuántos de nosotros somos conscientes de este regalo tan extraordinario y nos acordamos de él con frecuencia para darle gracias al Señor, para renovar nuestra fe con el rezo del Credo y ratificar nuestro compromiso cristiano? El Vaticano II nos recuerda que, por el bautismo, todos los cristianos tenemos el deber de tender a la santidad y de ser auténticos apóstoles de Cristo en el mundo: con nuestra palabra, nuestro testimonio y nuestra acción. ¿Somos cristianos de verdad? ¿De vida y de obras, y no sólo de nombre, de cultura o tradición?

viernes, 7 de enero de 2011

Los Reyes Magos

Los «sabios de Oriente» que vinieron a adorar a Jesús en Belén (Mateo 2).
Los racionalistas consideran el Evangelio como ficción; los católicos insisten en que es una narración de hechos, basando su interpretación en la evidencia de los manuscritos y versiones, y en citas patrísticas. Toda esta evidencia resulta irrelevante para los racionalistas; clasifican la historia de los Magos dentro de las llamadas «leyendas de la infancia de Jesús», añadidos apócrifos tardíos a los Evangelios. Admitiendo únicamente la evidencia interna, dicen que esta evidencia no resiste el examen del criticismo.

 Juan y Marcos callan. Esto se debe a que comienzan sus Evangelios con la vida pública de Jesús. Que Juan conoció la historia de los Magos puede deducirse del hecho que Ireneo (Adv. Haer., III, ix, 2) lo testimonia; por Ireneo nos ha llegado la tradición juánica.

Lucas calla. Naturalmente, porque el hecho es narrado de modo adecuado en el otro sinóptico. Lucas narra la Anunciación, detalles sobre el Nacimiento, la Circuncisión y la Presentación de Cristo en el Templo, hechos de la infancia de Jesús que el silencio de los otros tres Evangelistas no hace legendarios.

 Lucas contradice a Mateo y hace volver al Niño Jesús a Nazaret inmediatamente después de la Presentación (Lucas 2, 39). Este regreso a Nazaret debió de ser o antes que los Magos viniesen a Belén o después del exilio en Egipto. La no contradicción está comprometida.


En este artículo la cuestión será tratada en dos divisiones:
I. Quiénes eran los Magos

II. Tiempo y circunstancias de su visita

De Enciclopedia Católica.  Continuar

lunes, 3 de enero de 2011

MARÍA

Muchas frases se han dicho sobre la Virgen Maria:

"A María, nuestra Madre, le demostraremos nuestro amor trabajando por su Hijo Jesús, con Él y para Él". Madre Teresa de Calcuta


Antes de morir Jesús ofrece al apóstol Juan aquello más precioso que posee: su Madre, María, quien «a los pies de la Cruz, en Juan, acoge en su corazón a toda la humanidad». Juan Pablo II


¡Cantar, María quisiera por qué te amo! Por qué tu dulce nombre me hace saltar de gozo el corazón. Y por qué el pensamiento de tu suma grandeza a mi alma no podría inspirarle temor. Santa Teresa del Niño Jesús


Cuando leo que Ella estuvo junto a la cruz, no leo que lloró allí. Mientras los apóstoles huían, Ella estaba de pie junto a la cruz. Ninguna otra cosa hubiese sido decorosa en la madre de Cristo. San Ambrosio.


Dios no concede gracia alguna a los mortales sin hacerla pasar por las manos de María. San Bernardo

"Alabadle, hijas mías, que lo sois de esta Señora verdaderamente; y así no tenéis para qué os afrentar de que sea yo ruin, pues tenéis tan buena madre. Imitadla y considerad qué tal, debe ser la grandeza de esta Señora y el bien de tenerla por patrona". Santa Teresa de Jesús.
Ella es nuestra madre, la más tierna de las madres. Ahora que empezamos un año nuevo, acudamos a la Virgen, pidámosle que nos ayude en nuestro camino hacia el Señor. Y ojalá que nosotros también podamos decir, como decía el Papa Juan Pablo II: “Totus tuus, Maria, ego sum!”, “Todo tuyo, María, yo soy!”.