viernes, 30 de marzo de 2012

HUMILDAD

También «humildad» es una palabra clave del Evangelio, de todo el Nuevo Testamento.
En la humildad nos precede el Señor.

En la carta a los Filipenses, san Pablo nos recuerda que Cristo, que estaba sobre todos nosotros, que era realmente divino en la gloria de Dios, se humilló, se despojó de su rango haciéndose hombre, aceptando toda la fragilidad del ser humano, llegando hasta la obediencia última de la cruz (cf. 2, 5-8).

«Humildad» no quiere decir falsa modestia -agradecemos los dones que el Señor nos ha concedido-, sino que indica que somos conscientes de que todo lo que podemos hacer es don de Dios, se nos concede para el reino de Dios.

Trabajamos con esta «humildad», sin tratar de aparecer. No buscamos alabanzas, no buscamos que nos vean; para nosotros no es un criterio decisivo pensar qué dirán de nosotros en los diarios o en otros sitios, sino qué dice Dios.
Esta es la verdadera humildad: no aparecer ante los hombres, sino estar en la presencia de Dios y trabajar con humildad por Dios, y de esta manera servir realmente también a la humanidad y a los hombres. (Benedicto XVI, "Lectio divina", Jueves 10 de marzo de 2011)

Padre, ayúdanos a ser humides, a preocuparnos sólo de trabajar con humildad para Tí y tener en cuenta sobre todo tú Amor.

La nueva Alianza


“Haré con ellos una alianza de paz, alianza eterna pactaré con ellos.
Los estableceré, los multiplicaré y pondré entre ellos mi santuario para siempre; tendré mi morada junto a ellos, yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.
Y sabrán las naciones que yo soy el Señor que consagra a Israel, cuando esté entre ellos mi santuario para siempre.”

"Estrenad un corazón nuevo y un espíritu nuevo”.

Estamos llegando al final de la cuaresma. Durante este tiempo, la Palabra nos ha confirmado de forma reiterada el proyecto de Dios de establecer la alianza definitiva, de ofrecernos la mayor prueba de amor. Si el Dios revelado en el Antiguo Testamento es Dios de paz, de vida, de salvación, en el Nuevo Testamento se consuma la revelación del amor divino, en Jesucristo, quien con su sangre sellará el pacto perpetuo por el que queda redimida la humanidad.

«Mira este clavo, que es señal que serás mi esposa desde hoy. Hasta ahora no lo habías merecido; de aquí adelante, no sólo como Criador y como Rey y tu Dios mirarás mi honra, sino como verdadera esposa mía: mi honra es ya tuya y la tuya mía». (Santa Teresa, Relaciones 35)

lunes, 26 de marzo de 2012

DIALOGANDO CON EL SEÑOR

Señor, lloramos muchas veces; cuando nuestra vida se ensombrece, cuando se derrumba la esperanza,
cuando se trunca una ilusión, cuando se nos oculta el sol y la sombra se convierte en negra oscuridad.

Señor , cuando lloramos se nos cierra el horizonte, desaparece la paz y la luz se oscurece.

Señor, en esa experiencia de llanto y dolor, ¿dónde estás tú?

Señor, en esta experiencia de desamparo, ¿te has oculatado a mi corazón?

Señor, cuando lloro hoy de dolor, o siento pena en mi corazón, ¿añoro tu presencia de "ayer", siempre mejor que en el "aquí y ahora".

Señor, ¿dónde estás cuando lloro de dolor, cuando las lágrimas entristecen mi rostro, cuando el alma sufre una pena inconsolable?.

Señor, ¿no eres tú la luz de mi alma, ternura infinita, consuelo y descanso de mi corazón?.

Señor, ¿será posible buscarte más allá de mis lágrimas de dolor y encontrarte en el fondo de mi alma?.

Señor, con tu amanecer se ilumina mi alma, mi corazón se ensancha y mi rostro, suavemente se ensancha de amor.

Señor, felices los que lloran, porque ellos serán consolados.

Señor, felices porque, más allá de las lágrimas, existe una ternura de infinita que nos hace UNO en el amor.

Señor, felices los que lloramos de dolor, porque nuestras lágrimas serán serán gozo y suavidad de tu presencia.

Señor, felices seremos los que lloramos, porque descubrimos que tú, en el centro de nuestra alma, eres nuestro consuelo, nuestra paz y nuestra alegría profunda.

Del libro: "En ti vivimos, Señor" de Manuel J. Fernández

sábado, 24 de marzo de 2012

HA LLEGADO LA HORA DE QUE EL HIJO DEL HOMBRE SEA GLORIFICADO


"Ha llegado la hora de que el Hijo del Hombre sea glorificado" (Juan, 12-33). El largo preparativo de la llegada de esta hora, desde el momento de las bodas de Caná y los sucesos en la fiesta de la Tiendas, ha llegado ahora a su fin. Esto lleva a Jesús a una reflexión sobre el significado de su muerte y la muerte de sus discípulos: una muerte fecunda, como la del grano de trigo que, siendo enterrado, muere y da fruto; una muerte para la vida eterna; esto merece el seguimiento de los discípulos y este seguimiento de Jesús  garantiza la presencia de Jesús y de su Padre.

El morir de Jesús es una muerte que es fructuosa para otros. Quién puede seguirlo, participará de esa fecundidad.

Lo totalmente peculiar en esta escena comienza luego con la descripción de la angustia que le sobrevine a Jesús, cuando advierte que la "hora" ha llegado. Jesús está dividido en sí mismo. LLama a su Padre y una voz contesta desde el Cielo. Jesús no es dejado solo; una voz desde el cielo acoge el alma, la vida de Jesús y dice: "Lo he glorificado" - por medio de que ha puesto a Jesús en la condición de sacarlo de su sepulcro- "y lo glorificaré"; a través de que habrá de salvar a Jesús de la muerte.

Jesús será elevado y atraerá a todos los hombres. Después de hablar de morir, de un sucumbir, figurado como un grano de trigo, Jesús habla de un ascender, de ir al cielo.

Su elevación en la cruz tiene que ser comprendida literalmente: un madero que se eleva al cielo, y el acontecimiento de la cruz atrae a todos los hombres hacia arriba.
Comentario al evangelio de Juan
Sjef van Tilborg

viernes, 23 de marzo de 2012

La salvación de todos, requirió el sacrificio de su Hijo Amado

Qué debemos hacer en Cuaresma

Tiempo de encuentro con Dios.


Tendría que ser un tiempo para" ayunar" alegremente de ciertas cosas y también para " hacer fiesta " de otras .

En este tiempo deberíamos:



--ayunar del juzgar a los demás y festejar que Dios habita en ellos.
--ayunar de fijarnos siempre en las diferencias y hacer fiesta por lo que nos une en la vida .
--ayunar de las tinieblas de la tristeza y celebrar la luz .
--ayunar de pensamientos y palabras enfermizos y alejarnos con palabras cariñosas y sanadoras .
- ayunar de desilusiones y festejar la gratitud .
- ayunar de la rabia y festejar la paciencia santificadora .
- ayunar de pesimismos , vivir la vida con optimismo como una fiesta continua .
- ayunar de preocupaciones ,quejas y egoísmos ; festejar la esperanza y la Divina Providencia .
- ayunar de prisas y agobios ; hacer fiesta en oración continua al Padre Eterno .

CON LA MENTE EN LA PASCUA, META DEL TIEMPO DE CUARESMA .
Isabel

martes, 20 de marzo de 2012

ORACIÓN DESNUDA PARA DESCUBRIRME EN CUARESMA

Ayúdame a hacer silencio, Señor,
quiero escuchar tu voz.
Toma mi mano, guíame al desierto.    
Que nos encontremos a solas, Tú y yo.

Necesito contemplar tu rostro,
me hace falta el calor de tu voz,
caminar juntos …
Callar,
para que hables Tú
Quiero revisar mi vida,
descubrir en que tengo que cambiar,
afianzar lo que anda bien,
sorprenderme con lo nuevo  que me pides.
Me pongo en tus manos,
Ayúdame a dejar a un lado las prisas,
las preocupaciones que llenan mi cabeza

Barre mis dudas e inseguridades,
quiero compartir mi vida y revisarla a tu lado.
Ver dónde aprieta el zapato
para urgir el cambio

Me tienta el activismo.
Me tienta la seguridad,
Hay que hacer, hacer y hacer.
Y me olvido del silencio,
aflojo la oración.
¿Leer tu Palabra en la Biblia?, …
para cuando haya tiempo.

Me tienta la incoherencia.
Hablar mucho y hacer poco.
Mostrar facha de buen cristiano,
pero dentro,
donde solo Tú y yo conocemos,
tenemos mucho que cambiar

Llévame  al desierto de la oración, Señor,
despójame de lo que me ata,
sacude mis certezas
y pon a prueba mi amor.
Para empezar de nuevo,
humilde, sencillo,
con fuerza y Espíritu
para vivir fiel a Ti. Amén.

domingo, 18 de marzo de 2012

La verdadera conversión en Cuaresma

Una conversión que acepte el camino por el cual Dios nuestro Señor va llevando mi vida. No es un camino a través del cual yo  manipule a Dios, sino un camino a través del cual Dios es el que me marca a mí el ritmo.

Lo que Jesús nos dice es que revisemos a ver si nuestro corazón está realmente puesto en Dios o está puesto en nuestros criterios humanos, a ver si nosotros hemos sido capaces de ir cambiando el corazón o todavía tenemos muchas estructuras en las cuales nosotros encajonamos el actuar de Dios nuestro Señor.
¿Realmente estoy sediento de este Dios que es capaz de llenar mi corazón? O quizá, tristemente, yo ando jugando con Dios; quizá, tristemente, yo me he fabricado un dios superficial que, por lo tanto, es simplemente un dios vacío y no es un dios que llena. Es un dios que cuando lo quiero yo tener en mis manos, me doy cuenta de que no me deja nada.

Debemos convertir nuestro corazón a Dios,amoldando plenamente nuestro interior al modo  en el cual Él nos quiere llevar en nuestra vida. Y también tenemos que darnos cuenta de que  las circunstancias a través de las cuales Dios nuestro Señor va moviendo las fichas de nuestra vida, no son negociables. Nuestra tarea es entender cómo llega Dios a nuestra existencia, no cómo me hubiera gustado a mí que llegase.

Si nuestra vida no es capaz de leer, en todo lo que es el cotidiano existir, lo que Señor nos va enseñando; si nuestra vida se empeña en encajonar a Dios, y si no es capaz de romper en su interior con esa corteza de un dios hecho a mi imagen y semejanza, «un dios de juguete», Dios va a seguir escapándose, Dios va a continuar yéndose de mi existencia.

Muchas veces nos preguntamos: ¿Por qué no tengo progreso espiritual? Sin embargo, ¡qué progreso puede venir, qué alimento puede tener un alma que en su interior tiene un dios de corteza!
Insistamos en que nuestro corazón se convierta a Dios. Pero para esto es necesario tener que ser un corazón que se deja llevar plenamente por el Señor, un corazón que es capaz de abrirse al modo en el cual Dios le va enseñando, un corazón que es capaz de leer las circunstancias de su vida para poder ver por dónde le quiere llevar el Señor.

Dios no nos garantiza triunfos, no nos garantiza quitar las dificultades de la vida; los problemas de la existencia van a seguir uno detrás de otro. Lo que Dios me garantiza es que en los problemas yo tenga un sentido trascendente.

Que el Señor se convierta en mi guía, que Él sea quien me marque el camino. Es Dios quien manda, es Dios quien señala, es Dios quien ilumina. Recordemos que cuando nosotros nos empeñamos una y otra vez en nuestros criterios, Él se va a alejar de mí, porque habré perdido la dimensión de quién es Él, y de quién soy yo.

Que esta Cuaresma nos ayude a recuperar esta dimensión, por la cual es Dios el que marca, y  yo el que leo su luz; es Dios quien guía en lo  concreto de mi existencia, y soy yo quien crece espiritualmente dejándome llevar por Él.

 Sacada de un artículo del P. Cipriano Sánchez

sábado, 17 de marzo de 2012

Tanto amó Dios al mundo que le dio a su Hijo único


1.  El Hijo del hombre tiene que ser levantado en alto   (v. 14)

 Los fariseos atribuían a la Ley dos funciones: ser fuente de vida y norma de conducta. Jesús se presenta a sí mismo como sustituyendo las funciones de la Ley. Él es la verdadera fuente que da la vida verdadera. Es el Hombre levantado en alto (v. 14). El evangelista Juan alude a la serpiente de bronce fabricada por Moisés en el desierto (Nm 21, 9). Mirándola,  quedaban libres los judíos del veneno de las mordidas de las serpientes.
 De Jesús procede la vida verdadera. Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y todo el que esté vivo y crea  en mí, jamás morirá (Jn  11, 25).
 Creer en Jesús. Ésa es la condición necesaria para llegar a la vida eterna (v. 15). De la gracia de Dios nos vienes la vida verdadera, no por el cumplimiento de la Ley.

2.  Tanto amó Dios al mundo que le dio a su Hijo único (v. 16)

 Ésta es la razón definitiva de la misión del Mesías. El Hombre levantado en alto (vs. 14-15), Jesús crucificado, el que ha bajado del cielo  (v. 13), es el que es enviado  para dar vida  al mundo.
 Dios no envió a su Hijo al mundo para condenarlo, sino para salvarlo (v. 17).
 El amor es la causa principal que mueve al mismo Dios a enviar a su Hijo al mundo. Y el amor es también el motivo definitivo para salvar. Dios no quiere condenar a los humanos. Por encima de todo, de la infidelidad de los hombres, prevalece el amor infinito y total de Dios hacia la humanidad.

3.  El que cree en él no será condenado (v. 18)

 El amor de Dios no hace excepciones, porque quiere salvar a todos los humanos. Esto es bueno y grato a los ojos de Dios, nuestro Salvador, que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad  (1 Tim 2, 3-4).
 Quien se entrega al Señor totalmente por la fe, ya no sufre condenación, porque ha creído en el Hijo de Dios (v. 18). Los mismos hombres son los que, rechazando la luz  (v. 19),  preparan su propia condenación.
 El Hombre Jesús, levantado en alto hace presente el amor de Dios, que nos otorga gratuitamente la vida y la salvación.  Ya no hay que ser fiel más que al amor de Dios, manifestado y encarnado en el Hijo único Jesús (vs. 15, 16, 18).
 El que cree en Jesús, el Mesías, ya está también creyendo en las posibilidades de la respuesta del hombre a ese don gratuito de Dios. El hombre se salva, no por la práctica de la Ley, sino por su adhesión total por la fe, a la donación gratuita y generosa del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús.
 P. Martín Irure

Oración al Señor: Enséñame a vivir mi dolor...

Señor, enséñame a vivir mi sufrimiento....,
       ayúdame a sobrellevar mi dolor.

Señor, enséñame a aceptar mis achaques,
       enséñame a comprender mis limitaciones.

Señor, enséñame a vivir mi soledad,
       alivia mi sufrimiento y enfermedad.

Señor, dame paciencia en mi dolor,
       enséñame a no perder nunca la paz.

Señor, que sienta tu comprensión en mis dificultades,
       que sienta tu consuelo en mi dolor.

Señor, que aprenda a sufrir con paciencia,
       que aprenda a sobrellevar con serenidad,
       las contrariedades normales de la vida.

Señor, que sepa aliviar el dolor de los demás,
        que consuele el corazón herido de mis hermanos.

Señor, que sienta tu mirada íntima y amorosa,
       que sienta tu consuelo y tu paz.

Señor, enséñame a vivir mi dolor....

miércoles, 14 de marzo de 2012

Debemos tener total confianza en Dios

Nosotros debemos tener plena confianza en Dios y ¡ es tan difícil!. Hay momentos en que sí, sentimos que el amor al Señor es enorme, haríamos cualquier cosa por Él.

Sabemos que nos quiere intensamente, que Jesús vino al mundo para cargar con todos nuestros pecados, morir por nosotros en la Cruz y después resucitar. Así nosotros podremos resucitar a una Nueva Vida.

Todo esto nos produce alegría, saber que hay "alguien" que nos ama infinitamente, tal como somos, con nuestras  virtudes y nuestros  defectos. Que dio su vida por ti, por cada uno de nosotros, resucitó y ahora lo tenemos en la Eucaristía y que cada vez que comulgamos Él se da nosotros  y nosotros a Él.

Pero nuestra confianza en Dios es frágil, vienen los problemas, los disgustos, las enfermedades....y todo se difumina, ya no sentimos tanto ese gran Amor, ya no sentimos al Señor tan cerca, nos hundimos, la tristeza se apodera de nosotros.

Y sin embargo Dios sigue junto a nosotros, amándonos infinitamente como siempre o quizá más en los momentos complicados. Confiemos en Él, nunca nos defraudará y es la única luz de nuestra vida.

Señor, te pido que no caiga en el desánimo, que no me influyan tanto las cosas pasajeras y que siempre recuerde que Tú me quieres  y yo también a Ti, pero para eso necesito tu ayuda, yo solo no puedo.

H. de Carmen



martes, 13 de marzo de 2012

Tender la mano

Vemos el problema. Sentimos un deseo íntimo de tender la mano. Pensamos cómo hacerlo, pero todas las puertas parecen cerradas.

Si hablo, ¿qué palabras decir?
¿Cómo encontrar la manera para ser aceptado? ¿En qué modos dar a entender que busco el bien del otro? ¿Cómo superar prevenciones, miedos, suspicacias?

Si callo, ¿no seré interpretado como un cobarde? ¿No pensarán que soy indiferente al sufrimiento ajeno? ¿No dirán que prefiero evitar problemas para encerrarme en mi mundo de egoísmos?

Si escribo, ¿qué ocurrirá con las líneas que prepare? ¿A quién llegarán? ¿Seré capaz de expresar con tacto, con claridad, una idea que, espero, sirva para ayudar al otro?

Además, hay ocasiones en las que ni yo mismo veo caminos abiertos para salir deltúnel. Los problemas están allí. Hacen sufrir a un familiar, a un amigo, a un compañero de trabajo. Pero, ¿hay solución? Me duele no ver la manera concreta con la que acompañar a quien sufre, tal vez muy cerca de mi vida.

A pesar de todo, queda siempre abierta la posibilidad de rezar. Es entonces cuando alzamos el corazón hacia el cielo, cuando suplicamos al Padre de la misericordia, ayuda, luz, fuerza, consuelo para quien lo necesita, para quien queremos sea auxiliado.

Quiero, Señor, tender la mano. No sé cómo. Suple, pues, mis límites, y no dejes sucumbir a mi hermano en la tristeza, en la amargura, en el odio, en el pecado. Dame fuerzas para saber estar a su lado, para encontrar modos concreto de acompañarle en su pena, para acercarlo a Ti, Padre bueno.

Permíteme, más allá de mis límites, ser un buen samaritano.Enséñame a compartir ese Amor tan grande que has puesto en mi vida. Un Amor que deseas ofrecer también a cada uno de mis hermanos más pequeños...

P. Fernando Pascual

viernes, 9 de marzo de 2012

El rico Epulón y el pobre Lázaro

Jesús narra la parábola del hombre rico y del pobre Lázaro. El primero vive en el lujo y en el egoísmo, y cuando muere, acaba en el infierno. El pobre, en cambio, que se alimenta de las sobras de la mesa del rico, a su muerte es llevado por los ángeles a la morada eterna de Dios y de los santos.

«Bienaventurados los pobres -había proclamado el Señor a sus discípulos  porque vuestro es el reino de Dios» (Lc 6, 20).

 Pero el mensaje de la parábola va más allá: recuerda que, mientras estamos en este mundo, debemos escuchar al Señor, que nos habla mediante las sagradas Escrituras, y vivir según su voluntad; si no, después de la muerte, será demasiado tarde para enmendarse.

Por lo tanto, esta parábola nos dice dos cosas: la primera es que Dios ama a los pobres y les levanta de su humillación; la segunda es que nuestro destino eterno está condicionado por nuestra actitud; nos corresponde a nosotros seguir el camino que Dios nos ha mostrado para llegar a la vida, y este camino es el amor, no entendido como sentimiento, sino como servicio a los demás, en la caridad de Cristo. (Benedicto XVI, Ángelus, 26 de septiembre de  2010)

Oración ante el Santísimo el tercer jueves de Cuaresma.


PASOS EN LA CONTEMPLACIÓN

1. Pedir, invocar al Espíritu Santo su gracia y su luz para esa oración: él es que ora dentro de cada uno ya cada uno da la oración. “Que todos mis acciones, intenciones y operaciones estén ordenadas a/servicio de su divina majestad” [ 46].
2. PRIMER PREAMBULO: Traer la historia de “como Cristo echó fuera del Templo a los quevendían”. Algunas notas: según Juan es su primera Pascua, cuando ve el negocio que se está haciendo: echa fuera a los que vendían, vuelca las mesas y dineros de los banqueros ricos que están negociando... A los pobres que vendían palomas dijo mansamente: “Quitad esto de aquí; no hagáis de la Casa de mi Padre casa de mercado”.
3. SEGUNDO PREAMBULO: Composición de lugar. El Templo con los cambistas, el ganado... los peregrinos que por Pascua suben al Templo...
4. TERCER PREAMBULO: Demandar lo que quiero y deseo (petición concreta): Conocimiento interno de Cristo que por mise ha hecho hombre para que más le ame y le siga [ 104].
- Ver todo el espectáculo del Templo.., tan alejado de un lugar de oración... Ver como Jesús no es indiferente ante lo que está mal: cuando ve la Casa de su Padre está convirtiéndose en una casa de bandidos, echa a la gente, les tira el dinero... Contemplarlo... Ver el interés que tiene Jesús por las cosas de su Padre...
- Oír: “Pues el celo de tu casa me devora y site insultan sufro el insulto” (Sal 69,10); “siento celos de Sion, siento por ella pasión, una pasión enorme. Así dice Dios: Volveré a Sión, habitaré en medio de Jerusalén” (Za 1,14; 8, 2-3). Escuchar como en Jesús resuena esta Palabra... A él no le da lo mismo que el Templo, el lugar para la adoración, se convierta en un lugar de negocio... Escuchad también como dice: “Quitad eso de ahí”; “no hagáis de mi casa, del lugar de oración, un mercado”.
- Mirar la autoridad (euxosia) de Cristo, su libertad... En la versión de Mateo nos dice “en el Templo se acercaron a el algunos ciegos y cojos y los curó”. Y Lucas que después Jesús enseñaba en el Templo...
5. REFLECTIR PARA SACAR ALGÚN PROVECHO. Reflejar la luz recibida...
- Cristo: nuevo Templo, donde adorar al Padre.
- Yo soy el nuevo templo que ha de ser purificado; mi oración a veces en un negocio: Jesús quiere hacer de mi Casa de oración...
6. COLOQUIO FINAL: Terminar con un padrenuestro.
7. EXAMEN DE LA ORACIÓN:

martes, 6 de marzo de 2012

AMAR COMO DIOS NOS AMA

La generosidad es una de las virtudes fundamentales del cristiano. La generosidad es la virtud que nos caracteriza en nuestra imitación de Cristo, en nuestro camino de identificación con Él. Esto es porque la generosidad no es simplemente una virtud que nace del corazón que quiere dar a los demás, sino la auténtica generosidad nace de un corazón que quiere amar a los demás. No puede haber generosidad sin amor, como tampoco puede haber amor sin generosidad. Es imposible deslindar, es imposible separar estas dos virtudes.

¿Qué amor puede existir en quien no quiera darse? ¿Y qué don auténtico puede existir sin amor?  Esta unión, esta intimidad tan estrecha entre la generosidad y la misericordia, entre la generosidad y el amor, la vemos clarísimamente reflejada en el corazón de nuestro Señor, en el amor que Dios tiene para cada uno de nosotros, y en la forma en que Jesucristo se vuelca sobre cada una de  nuestras vidas dándonos a cada uno todo lo que necesitamos, todo lo que nos es conveniente para nuestro crecimiento espiritual.

El cristiano tiene que aprender a abrir su corazón verdaderamente a todos los que lo rodean, y entonces, las prioridades cambian: ya no me preocupo si esto me interesa o no; la única preocupación que acabo por tener es si me estoy entregando totalmente o me estoy entregando a medias; si estoy dándome, incluso a costa de mí mismo, o estoy dándome calculándome a mí mismo. En el fondo, estos dos modelos que aparecen son aquellos que, o siguen a Cristo, o se siguen así mismos.

Ser perfectos no es, necesariamente, ser perfeccionistas. Ser perfectos significa ser capaces de llevar hasta el final, hasta todas las consecuencias el amor que Dios ha depositado en nuestro conrazón. Ser perfecto no es terminar todas las cosas hasta el último detalle; ser perfecto es amar sin niguna medida, sin ningún límite, llegar hasta el final consigo mismo en el amor.
Para todos nosotros, que tenemos una vocación cristiana dentro de la Iglesia, se nos presenta el interrogante de si estamos siendo perfeccionistas o perfectos; si estamos llegando hasta el final o estamos calculando; si estamos amando a los que nos aman o estamos entregándonos a costa de nosotros mismos.
Estas preguntas, que en nuestro corazón tenemos que atrevernos a hacer, son las preguntas que nos llevan a la felicidad y a corresponder a Dios como Padre nuestro, y, por el contrario, son preguntas que, si no las respondemos adecuadamente, nos llevan a la frustración interior, a la amargura interior; nos llevan a un amor partido y, por lo tanto, a un amor que no satisface el alma.
Pidámosle a Jesucristo que nos ayude a no fragmentar nuestro corazón, que nos ayude a no calcular nuestra entrega, que nos ayude a no ponernos a nosotros mismos como prioridad fundamental de nuestro don a los demás. Que nuestra única meta sea la de ser perfectos, es decir, la de amar como Cristo nos ama a nosotros.
 P. Cipriano Sánchez

viernes, 2 de marzo de 2012

Oración Cuaresmal con el Salmo 31 (32 )

3 Mientras que callaba, 
mis huesos se consumían 
entre continuos lamentos, 
4 porque día y noche tu mano 
pesaba sobre mí; 
mi savia se secaba 
por los ardores del verano. 
5 Pero yo reconocí mi pecado, 
no te escondí mi culpa. Me dije: 
«Confesaré mis pecados al Señor». 
¡Y tú perdonaste mi culpa 
y mi pecado!
 

Habla un creyente  que estuvo apesadumbrado por sus pecados hasta que  decidió confesarlos al Señor. Entonces experimentó la alegría del perdón. El  Señor no hizo pesar sobre él su mano, sino que se reveló como su  refugio, como el que le libra de los peligros y le llena de alegría con  su salvación. Por eso, el salmista no puede evitar  expresar su  deseo: ¡que todos los fieles supliquen al Señor!

Tú también has pecado. ¿Has vivido también tú la experiencia de angustia, el deseo de esconderlo todo y la certeza de que esto no es posible? ¿Alguna vez has experimentado a Dios como un castigador que te persigue?
Tienes también la experiencia de haber tomado la decisión de confesar tus pecados. Y sabes cuales han sido sus consecuencias.
La liberación. La alegría del perdón. La experiencia de ser amado más allá de lo que te has merecido. Dios como refugio tuyo y como fuente de alegría. Recuerda, revive esos momentos, sobre todo los
más importantes de tu vida. Y hoy, a estas alturas  de tu vida, al comienzo de esta cuaresma, atrévete, toma una decisión: 
Acércate de nuevo a ser renovado por el amor de Dios por medio de la confesión.

8 Yo te instruiré, te enseñaré 
el camino que debes seguir; 
con los ojos puestos en ti, 
seré tu consejero. 



 Dios mismo toma la palabra. Dios revela que su mirada no es fiscalizadora, como a veces tememos, sino misericordiosa. Él no busca el castigo del culpable, sino ayudarle. Tras dar su perdón a quién confesó sus pecados, Dios se ofrece  a ser su instructor, su guía, para ayudarle a recorrer el camino verdadero. El Dios que antes parecía una amenaza, se revela ahora como un aliado.
Está dirigido a ti. Es Dios  quien habla. Y te habla a ti. Escucha su promesa. Puedes confiar en Él. Su palabra no falla. Él es fiel. ¿Qué quieres decirle en respuesta?

jueves, 1 de marzo de 2012

LA VIDA ES UN ESPEJO

Le preguntaron a Mahatma Gandhi cuáles son los factores que destruyen al ser humano . Él respondió así :
La Politica sin principios, el Placer sin compromiso, la Riqueza sin trabajo, la Sabiduria sin carácter, los Negocios sin moral, la Ciencia sin humanidad y la Oración sin caridad.
La vida me ha enseñado que la gente es amable, si yo soy amable; que las personas están tristes, si estoy triste; que todos me qieren, si yo los quiero ; que todos son malos, si yo los odio; que hay caras sonrrientes, si les sonrrío; que hay caras amargas, si estoy amargado; que el mundo está feliz, si yo soy feliz; que la gente es enojona, si yo soy enojón; que las personas son agradecidas, si yo soy agradecido . La vida es como un espejo: Si sonrío, el espejo me devuelve la sonrisa.La actitud que tome frente a la vida,la misma que la vida tomará ante mí.
"El que quiera ser amado, que ame".


ISABEL