Tu conoces mi vida
Este blog se crea con el objetivo de que todos los que formamos parte de de la comunidad cristiana, podamos expresar nuestras opiniones, consultar nuestras dudas y, sobre todo, ayudarnos unos a otros en este caminar con Jesús y hacia Jesús. Anímate y participa
sábado, 29 de mayo de 2010
Oración del enfermo. Juan Pablo II
Tu conoces mi vida
Congregación para la doctrina de la fe. Enfermedad
La victoria mesiánica sobre la enfermedad, así como sobre otros sufrimientos humanos, no se da solamente a través de su eliminación por medio de curaciones portentosas, sino también por medio del sufrimiento voluntario e inocente de Cristo en su pasión y dando a cada hombre la posibilidad de asociarse a ella. En efecto, "el mismo Cristo, que no cometió ningún pecado, sufrió en su pasión penas y tormentos de todo tipo, e hizo suyos los dolores de todos los hombres: cumpliendo así lo que de Él había escrito el profeta Isaías (cf. Is 53, 4-5)".(4) Pero hay más: "En la cruz de Cristo no sólo se ha cumplido la redención mediante el sufrimiento, sino que el mismo sufrimiento humano ha quedado redimido. (…) Llevando a efecto la redención mediante el sufrimiento, Cristo ha elevado juntamente el sufrimiento humano a nivel de redención. Consiguientemente, todo hombre, en su sufrimiento, puede hacerse también partícipe del sufrimiento redentor de Cristo". (5)
Sin embargo, es en el Nuevo Testamento donde encontramos una respuesta plena a la pregunta de por qué la enfermedad hiere también al justo. En su actividad pública, la relación de Jesús con los enfermos no es esporádica, sino constante. Él cura a muchos de manera admirable, hasta el punto de que las curaciones milagrosas caracterizan su actividad: "Jesús recorría todas las ciudades y aldeas; enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Nueva del Reino y sanado toda enfermedad y toda dolencia" (Mt 9, 35; cf. 4, 23). Las curaciones son signo de su misión mesiánica (cf. Lc 7, 20-23). Ellas manifiestan la victoria del Reino de Dios sobre todo tipo de mal y se convierten en símbolo de la curación del hombre entero, cuerpo y alma. En efecto, sirven para demostrar que Jesús tiene el poder de perdonar los pecados (cf. Mc 2, 1-12), y son signo de los bienes salvíficos, como la curación del paralítico de Bethesda (cf. Jn 5, 2-9.19.21) y del ciego de nacimiento (cf. Jn 9).
La Iglesia acoge a los enfermos no solamente como objeto de su cuidado amoroso, sino también porque reconoce en ellos la llamada "a vivir su vocación humana y cristiana y a participar en el crecimiento del Reino de Dios con nuevas modalidades, incluso más valiosas. Las palabras del apóstol Pablo han de convertirse en su programa de vida y, antes todavía, son luz que hace resplandecer a sus ojos el significado de gracia de su misma situación: "Completo en mi carne lo que falta a las tribulaciones de Cristo, en favor de su Cuerpo, que es la Iglesia" (Col 1, 24). (6) Precisamente haciendo este descubrimiento, el apóstol alcanzó la alegría: "Ahora me alegro por los padecimientos que soporto por vosotros" (Col 1, 24)". Se trata del gozo pascual, fruto del Espíritu Santo. Y, como San Pablo, también "muchos enfermos pueden convertirse en portadores del "gozo del Espíritu Santo en medio de muchas tribulaciones" (1 Ts 1, 6) y ser testigos de la Resurrección de Jesús".(7)
viernes, 28 de mayo de 2010
Jesucristo, Sacerdote, Profeta y Rey
Cristo Como Sacerdote.
El sacerdote del Antigüo Testamento era un hombre consagrado divinamente para representar a los hombres delante de Dios. Para poder conseguir el favor divino para los representados, el sacerdote ofrecía sacrificios. Cristo se ofreció a sí mismo como "El Cordero de Dios que quita el pecado del mundo" para reconciliar a los hombres con Dios. Su ministerio sacerdotal no ha terminado. (Heb. 7:25). El es nuestro actual Sacerdote, quien intercede al Padre a nuestro favor.
Cristo como Profeta.
El profeta traía el mensaje de Dios a los hombres por predicación y por predicción de acontecimientos futuros. Cristo hizo estas dos cosas. (Mat. 5 al 7 comparado con Mat. 24) Moisés profetizó de Cristo como El Profeta. (Hech. 3:22-26 comparado con Mat. 21:10-11) ¿Quién entre lo sabios, filósofos, patriarcas o profetas, jamás habló como El? En la majestad de su incomparable superioridad abanza, ararncando de sus enemigos este elogio involuntario: "Nunca ha hablado hombre así como este habla" (Juan 7:46)
Cristo como Rey.
Los judíos, basados especialmente en las profecías de David y de Daniel, creían que el Mesías sería un rey y estaban en lo cierto, con la única diferencia de que "su reino no era de este mundo". Jesús declara ante Pilato Su posición de Rey. (Juan 18:36-37) El ladrón arrepentido le reconoció como rey y le pidió lugar en su reino. (Luc.23:42) Los cristianos esperamos su segunda venida en la cual se manifestará como "Rey de Reyes y Señor de Señores". (I Tim. 6:14-16) Es el deber de los siervos de Dios predicar Su Palabra y hacer súbditos para este reino mientras el Señor viene, sabiendo que El pagará a cada uno conforme a su labor,
Nosotros, los bautizados también debemos actuar como sacerdotes, ofreciendo sacrificios y culto a Dios, pidiendo perdón e implorando la paz y la gracia. Como profetas, transmitiendo la voluntad divina y viviendo de manera que seamos ejemplo y realicemos nuestra acción evangelizadora. Como reyes, intentando cambiar el mundo a través de nuestro testimonio.
Necesitamos la ayuda del Espíritu Santo para poder acercarnos a lo que Dios quiere de nosotros.
MEMM
martes, 25 de mayo de 2010
Espíritu Santo
Debemos pedir ayuda al Espíritu Santo en las situaciones difíciles de nuestra vida, también en todo momento para que nos ayude a acercarnos a nuestro Señor.
Una oración del cardenal Verdier al Espíritu Santo:
“Oh Espíritu Santo,
Amor del Padre, y del Hijo:
Inspírame siempre
lo que debo pensar,
lo que debo decir,
cómo debo decirlo,
lo que debo callar,
cómo debo actuar,
lo que debo hacer,
para gloria de Dios,
bien de las almas
y mi propia santificación.
Espíritu Santo,
dame agudeza para entender,
capacidad para retener,
método y facultad para aprender,
sutileza para interpretar,
gracia y eficacia para hablar.
Dame acierto al empezar,
dirección al progresar
y perfección al acabar.Amén” (Cardenal Verdier).
jueves, 20 de mayo de 2010
Pedir ayuda al Espíritu Santo
Realmente pregúntate: ¿tú trabajas aliado a Él? ¿Lo recuerdas? ¿Cuántas veces lo sientes en tu vida, en tus oraciones, en tus recreos, en el comedor, en todo tu tiempo?
¿Cuántas veces te percatas de que cuentas y estás con el Espíritu Santo santificador trabajando por lograr aquellos actos, que parecen intrascendentes, tu santificación personal?
Trabaja pues y haz todo esto con una gran confianza y estrecha unión con el “socio”, con el que vas hacer la obra más importante de tu vida: la obra de tu santificación. No hay socio mejor ni amigo mejor.
Tú ya tiene un “socio” para poder santificarte. Tú tienes que trabajar con tu “socio” para poder santificarte. Tú tienes que trabajar con tu “socio” para preparar el mármol, la piedra, el material donde Él y tú van a esculpir la imagen viviente de nuestro Señor Jesucristo. Así es como tú desde la santidad y desde la amistad con el Espíritu Santo vas a lograr llegar a ser otro Cristo, un testimonio viviente del Evangelio. Así es como va a cumplirse en ti aquello de: que Cristo sea vuestra vida.
Catholic.net
Realmente por mucho que lo intentemos no podemos realizar nada solos, es como si inténtasemos mover una gran roca, por mucha fuerza que hagamos día tras día no se mueve ni un milímetro, necesitamos ayuda exterior. Necesitamos la ayuda del Espíritu Santo, para que como dice el árticulo, Dios nos vaya moldeando, nos vaya quitando esos trozos de barro que nos sobran y nos afean, nuestros pecados, y haga una imagen nuestra cada vez más cercana a la que Dios quiere de nosotros.
Pero para eso también necesita nuestra colaboración y sobre todo que se lo pidamos de corazón, que le pidamos su ayuda y le preguntemos: ¿Señor, qué quieres de mí?. Que yo voy a hacer tu voluntad.
MEMM
jueves, 13 de mayo de 2010
Voluntariado para la JMJ 2011
Un saludo y gracias por vuestra atención.
martes, 11 de mayo de 2010
Necesitamos el amor de Dios
viernes, 7 de mayo de 2010
Virgen de la Parroquia, Virgen del Colegio. Virgen María
El miércoles celebrábamos en la parroquia la festividad de Nuestra Señora de Europa.
Primero hubo una ofrenda de flores a la Virgen y después una misa concelebrada por los tres sacerdotes de nuestra parroquia y por tres sacerdotes más. Unos de ellos, presidía la Eucaristía, el párroco de Nuestra Señora de las Delicias.
Una homilía clara y entrañable, la misa estuvo amenizada por los dos coros de nuestra parroquia.
Se sentía que éramos una verdadera comunidad, hijos de María, y creo que todos nos emocionamos muchísimo cuando el coro cantó la oración de Santa Teresa: Nada te turbe, nada te falte, solo Dios basta....
Me imagino, que igual que yo otras personas, retrocedimos unos cuantos años, y volvimos al colegio cuando cantamos: Salve Madre que en la tierra de mis amores....... Cuando íbamos de casa en casa pidiendo flores para María y un coro de voces infantiles y juveniles cantábamos a la Virgen la misma canción con toda nuestra inocencia.
Han pasado unos cuantos años, para unos más y para otros menos, y seguimos cantando y rezando a nuestra Madre, quizás no con tanta inocencia, pero con el mismo Amor y la misma entrega.
¡ Madre, intercede por nosotros! y "si mi amor te olvidare, tú no te olvides de mí".
Os dejo esta cita:
“María dio Fe a las palabras del ángel y por la Fe concibió y fue escogida para que, por su medio, naciera entre los hombres nuestra Salud. María es bienaventurada porque oyó la palabra de Dios y la puso en práctica; por que más guardó la verdad en su mente que en su seno" San Agustín
MEMM
martes, 4 de mayo de 2010
Virgen fiel, poderosa y clemente. Juan Pablo II
Oh Virgen naciente, esperanza y aurora de la salvación para todo el mundo!, vuelve benigna tu mirada maternal hacia todos nosotros, reunidos aquí para celebrar y proclamar tus glorias.
¡ Oh Virgen fiel, que fuiste siempre solícita y dispuesta a recibir, conservar y meditar la Palabra de Dios!, haz que también nosotros, en medio de las dramáticas vicisitudes de la historia, sepamos mantener siempre intacta nuestra fe cristiana, tesoro preciado transmitido por nuestros padres.
¡Oh Virgen poderosa, que con tu pie aplastas la cabeza de la serpiente tentadora!, haz que cumplamos, día tras día, nuestras promesas bautismales, con las que hemos renunciado a Satanás, a sus obras y seducciones, y sepamos dar al mundo un gozoso testimonio de esperanza cristiana.
¡ Oh Virgen clemente, que siempre has abierto tu corazón maternal a las invocaciones de la humanidad, a veces lacerada por el desamor y hasta, desgraciadamente, por el odio y la guerra! enséñanos a crecer, todos juntos, según las enseñanzas de tu Hijo, en la unidad y en la paz, para ser dignos hijos del único Padre Celestial. Amén