El santo padre Francisco se comunicó este miércoles durante la Ceremonia final del Congreso de Scholas Occurentes que se realizó en la sede de la Universidad Judía de Jerusalén, del 2 al 5 de julio, sobre el tema: “Entre la Universidad y la Escuela, construyendo la paz a través de la cultura del encuentro”.
La ceremonia de apertura contó con la presencia de 75 jóvenes de Israel, Palestina y otros estudiantes que ya realizaron la experiencia de Scholas y viajaron desde España, México, Argentina, Kenia, Burundi, Congo y Brasil. Asimismo asistieron 70 académicos de 41 universidades de África, Latinoamérica, Europa, América del Norte y Asia. También estaban presentes otras autoridades Vaticanas, el Decano del cuerpo diplomático y ocho embajadores de diversos países en Israel.
El Santo Padre hoy inició recordando que “en este momento jóvenes y adultos de Israel, de Palestina y de otras partes del mundo, de diferentes nacionalidades, credos y realidades, todos respiramos el mismo aire, todos pisamos la misma tierra, nuestra casa común”.
Señaló que ellos “se animaron a mirarse a los ojos, se animaron a desnudar la mirada y esto es imprescindible para que se produzca un encuentro” y en ese encuentro se da un sentido a la vida.
“Ninguno de nosotros es un no. Todos somos sí, por eso cuando encontramos el sentido es como si se nos ensanchara el alma” aseguró el Papa y “necesitamos celebrarlo”. Nace así “un sentimiento que existe en nosotros por y a pesar de todo, por todo y a pesar de todo. Este sentimiento es la gratitud”.
“Scholas intuye que de esto se trata educar. La educación que nos abre a lo desconocido, que nos lleva a ese lugar en el que todavía no se separaron las aguas. Libre de prejuicios. Es decir libre de juicios previos que nos bloquean, para desde allí soñar y buscar nuevos caminos”, indicó.
Por eso advirtió que “nosotros los adultos no podemos quitarle a nuestros niños y jóvenes la capacidad de soñar, ni de jugar, que en cierta manera es un soñar despiertos”. Así aseguró este encuentro nos ha enseñado que nuestra obligación es escuchar a los chicos y generar “un contexto de esperanza para que esos sueños crezcan y se compartan”.
Por eso aseguró “la peor pesadilla que es vivir como enemigos. ¡Cuánto necesita este mundo salir a encontrarse!”.
“Y a los jóvenes de Israel y Palestina y a los invitados de otros países del mundo -concluyó el Papa- gracias por animarse a soñar, a buscar el sentido, a crear, a agradecer, a festejar, a poner la mente, las manos y el corazón para hacer realidad la cultura del encuentro”.
ZENIT
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