María Inmaculada: verdad, caridad, pureza,
esplendor del Evangelio para el mundo entero. En Ti se hizo carne la Palabra
de Dios
Recorriendo
idealmente la peregrinación que tantas veces cumplieron sus predecesores, el Papa Francisco realiza también este año - el 8
de diciembre - el tradicional acto de veneración, homenaje y oración del
Obispo de Roma a los pies de la imagen de la Madre de Dios, que vela
sobre la diócesis del Papa, desde lo alto de la columna de la plaza de España.
La misma que el beato Pío IX, hizo colocar sobre una columna como perenne
recuerdo del Dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, que había proclamado
el 8 de diciembre de 1854.
«La
Inmaculada es fruto del amor de Dios
que salva el mundo». «¡Qué bella es nuestra Madre que pone su
mirada de amor sobre nosotros!» destacó el Papa Bergoglio el 8 de diciembre de
2013. Alabando la belleza de la Madre de Dios y Madre nuestra invitó a todos
los fieles a reconocer en María nuestro destino verdadero, nuestra vocación más
profunda: ser amados, ser transformados por el amor de Dios.
Nos
preparamos a celebrar la Solemnidad de la Inmaculada Concepción, con el ruego
que el Papa Francisco le dirigió en su oración a la Virgen Santa: «ayúdanos a escuchar la voz del Señor: el grito
de los pobres, enfermos y necesitados,
los ancianos y los niños, toda vida humana sea siempre amada y venerada»:
ORACIÓN
DEL SANTO PADRE FRANCISCO
Solemnidad
de la Inmaculada Concepción de la Virgen María
Domingo
8 de diciembre de 2013
Virgen
Santa e Inmaculada,
a Ti, que eres el orgullo de nuestro pueblo
y el amparo maternal de nuestra ciudad, nos
acogemos con confianza y amor.
Eres toda belleza, María.
En Ti no hay mancha de pecado.
Renueva en nosotros el deseo de ser santos:
que en nuestras palabras resplandezca la verdad, que nuestras obras sean un canto a la
caridad,
que en nuestro cuerpo y en nuestro corazón brillen la pureza y la castidad, que en nuestra vida se refleje el
esplendor del Evangelio.
Eres toda belleza, María.
En Ti se hizo carne la Palabra de Dios.
Ayúdanos a estar siempre atentos a la voz del Señor:
que no seamos sordos al grito de los pobres, que
el sufrimiento de los enfermos y de los oprimidos no nos encuentre distraídos,
que la soledad de los ancianos y la indefensión de los niños no nos dejen
indiferentes, que amemos y
respetemos siempre la vida humana.
Eres
toda belleza, María.
En Ti
vemos la alegría completa de la vida dichosa con Dios.
Haz que nunca perdamos el rumbo en este mundo:
que la luz de la fe ilumine nuestra vida, que
la fuerza consoladora de la esperanza dirija nuestros pasos,
que el ardor entusiasta del amor inflame nuestro corazón, que nuestros ojos estén fijos en el
Señor, fuente de la verdadera alegría.
Eres toda belleza, María.
Escucha nuestra oración, atiende a nuestra súplica: que el amor misericordioso de Dios en Jesús nos seduzca,
que la belleza divina nos salve, a nosotros, a nuestra ciudad y al mundo entero.
Escucha nuestra oración, atiende a nuestra súplica: que el amor misericordioso de Dios en Jesús nos seduzca,
que la belleza divina nos salve, a nosotros, a nuestra ciudad y al mundo entero.
Amén.
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